Leonardo, mi amor

Mi amor por Leonardo di Caprio ha pasado por varias fases. En La habitación de Marvin , en ¿A quién ama Gilbert Grape? y Titánic, pese a reconocerlo como una joven promesa, tuve dudas de que se convirtiese en el guaperas de moda para adolescentes cuya carrera se desvanece tras media docena de películas.

Después, en El Aviador, se afianzó mi confianza en él, viendo que el hombre no se había dejado embaucar por películas facilonas en las que se explota únicamente el físico del protagonista, todo lo contrario, interpretó a un hombre complejo y atormentado. Destacaré también Diamantes de sangre, en la que a mi parecer ya se había convertido e

n una estrella con brillo propio.

En Gangs of New York ocurrió lo mismo, y mi amor fue creciendo y haciéndose sólido.

Este verano todas mis esperanzas respecto a Leonardo han crecido con Shutter Island, una vez más la historia permite al actor mostrar la cara atormentada de la enfermedad mental. Y por fin, Origen, una historia muy compleja e interesante -un film que debería verse un par de veces para disfrutar de todos los detalles que ofrece-.

Así que Leonardo sabe elegir bien, o está bien asesorado, y participa hasta el momento en films de calidad en los que el guión es más importante que el físico y en los que la película no se deja aplastar por los primeros planos del guapo Leonardo.

Después de esta declaración de amor les dejo con unas imágenes, espero que les gusten.

Y miren mi otro amor de Hollywood, casi por los mismos motivos que el anterior, para alegrarnos más el fin de semana.