En el año 1635, Diego Velázquez pintó en Madrid este óleo titulado "Diego de Valladolid", personaje que formaba parte de la corte real (cuadro de la izquierda).Este cuadro magistral destaca por el vacío que enmarca al personaje, apenas una sombra nos da idea del suelo, no hay horizonte, ni decorado, y sin embargo, es totalmente real.
Muchos años más tarde, en 1866, el pintor francés Eduard Manet quedó im pre si onado por esta pintura de Velázquez, calificándola como "el más sorprendente pedazo de pintura que jamás se haya he cho... El fondo desaparece: ¡Lo que rodea al hombre, totalmente vestido de negro y vivo, es el aire!".
No pude evitar el paralelismo, y p
ensar de inmediato en "El pífano", cuadr o que pintó Manet. Lo hizo con este lenguaje aparentemente sim ple, pero cuya grandiosidad solo se consigue dominando totalmente la técnica, con la seguridad de artistas
como estos dos genios.La última fotografía es de una copia que hice, hace muchos años, disculpen el a trevimiento de colocarme junto a ellos. Como ya he dicho varias veces, intentar copiar, pintar y aprender de los maestros, es uno de los mejores ejercicios para aprender y disfrutar la pintura.




































