domingo, 29 de mayo de 2011

El arte de las vitolas o anillos de puros




Hoy vamos a hablar de una forma de arte "pequeña" en tamaño y grande en belleza e historia: los anillos de los cigarros puros.

La anilla es el aro de papel que rodea cada cigarro y sirve para diferenciar las distintas marcas.

Cada anilla es un trocito de arte, ilustra una intención, un deseo de perdurar en el tiempo. Los pintores plasman en ellas sus mejores ideas: desde un general de renombre, hasta un patriota insigne, con una amplia gama de colores, como el dorado, que inmortalizan a personajes tan históricos como Simón Bolívar.

Existe la versión de que en sus orígenes las anillas se utilizaban para evitar que los guantes se mancharan al sujetar los puros. Pero realmente aparecieron para cubrir el pequeño hilo con el que se sujetaban las capas de los cigarros en el siglo XVIII.

Parece demostrado documentalmente que tanto la vitola como el juego de habilitaciones que acompañaban a las cajas de puros nacen a raíz del considerable auge del tabaco a partir del primer tercio del siglo XIX y de la consiguiente competencia existente entre los fabricantes tabaqueros cubanos y su lucha titánica por proteger sus preciadas labores contra fraudes y falsificaciones, sin obviar la habitual política seguida por los fabricantes de aquella época de distinguir y adornar sus productos, en este caso los cigarros puros, destinados o dirigidos siempre a personas de alto nivel social.

Al principio, los cigarros puros se exportaban en grandes cajas de madera de pino que llegaban a contener hasta 5.000 cigarros identificados únicamente mediante una impresión al fuego llamada hierro, realizada en la parte exterior de dichos cajones donde podía leerse el nombre del fabricante y algunas veces su dirección o procedencia. Se va mejorando el proceso de empaquetado, envolviendo un número determinado de cigarros en el denominado papel de envoltura, donde también figuraban los mismos datos que en el hierro.

El fraude, las imitaciones y la enorme competencia entre fabricantes les conduce a ir reduciendo progresivamente el número de cigarros en las cajas e identificarlos adecuadamente. Los cigarros se envuelven en mazos de 25, 50 y 100 unidades y se rodean por una cinta. En paralelo, los gobiernos de los países productores como España (Cuba), los Estados Unidos, etc..., en un intento de recaudar dinero para ayudar a cubrir sus deudas, por ejemplo la guerra civil norteamericana, deciden gravar los cigarros y para ello incorporan un sello de impuestos en cada caja que se rompía o rasgaba al abrirla.
Las primeras etiquetas litografiadas conocidas son incorporas por la Industria Tabaquera Cubana allá por los años 1836-1840 en las cajas de cigarrillos, conociéndose como marquillas cigarreras.

Al poco tiempo, entre 1845 y 1850, se incorporan en las cajas de cigarros puros bellas estampas litografiadas llamadas juego de habilitaciones con sus distintas partes: Vista exterior, Bofetón o Bocetón, Papeleta, Contraseña o Tapaclavos, Filetes y finalmente el Sello de garantía.
Los cigarros se exhibían en los casinos, clubes, salones sociales, etc... con la abierta, mostrando la bellas etiquetas litografiadas con que se adornaban y que aseguraba al fumador su marca original y su procedencia; así se animaba al fumador a probar tan atractivo producto.
Finalmente llegan las vitolas, anillando cada cigarro puro individualmente. Durante bastante tiempo se ha venido afirmando que la primera vitola databa de 1858 (2), pero en la actualidad parece demostrado (1) que la aparición de la primera vitola debió suceder con bastante certeza con posterioridad al año 1870, bastantes años después de las primer.

El mayor esplendor de la vitola corresponde a sus fases mas tempranas, es decir, desde su aparición en 1870 hasta 1910-1915 (según opiniones). Este periodo es considerado por los expertos como la época de oro de la vitolfilia. En él se producen las vitolas de mayor calidad artística y por tanto las mas preciadas.
Empresas privadas, personalidades, casinos, clubs náuticos, clubs deportivos, navieras, y un largo etcétera se honraban en regalar a sus amigos, miembros o invitados los mejores cigarros puros de las mas distinguidas marcas tabaqueras del momento y la vitola era el complemento o adorno que le distinguía, dando un toque exclusivo y personal al cigarro; es por ello que en muchas ocasiones se pedía al fabricante el anillado de los puros o tabacos con vitolas especialmente realizadas para el club, la empresa o el personaje en particular.

Parece ser que el primero en utilizar las anillas similares a las actuales fue Antón Bock, un inmigrante europeo establecido en EEUU, que encargó litografiar su firma en una de estas arandelas de papel para identificar sus cigarros de exportación.

El vitolario que podemos llamar "clásico" se corresponde con las medidas de las vitolas elaboradas en Cuba desde el s. XIX, ya que las marcas de esta procedencia fueron las que primero alcanzaron fama y renombre mundial. Casi todas las vitolas actuales se basan en las elaboradas por los fabricantes españoles asentados en Cuba que, a su vez, se basaron en las que habían empezado a elaborar en el s. XVIII las fábricas de Sevilla y Cádiz. Aún hoy se mantienen los nombres de muchas de esas primeras vitolas, aunque sus medidas se han modificado con el transcurso del tiempo, las modas y las preferencias de los fumadores.


El vitolario cubano, el "clásico", se fue completando y definiendo durante la última mitad del siglo pasado y primer cuarto de este, épocas que se corresponden con el auge de la industria tabaquera de la colonia española y con su resurgir tras la independencia de Cuba a raíz de la guerra del 98. Algunas de las vitolas más famosas y apreciadas en la actualidad no nacieron hasta bien entrado este siglo, como es el caso de las Julietas (o "Churchills"), creados en honor de Sir Winston Churchill o los Laguito No. 1 (o Lanceros), elaborados inicialmente para el consumo personal de Fidel Castro.


Algunos fumadores se preocupan por si conviene o no quitar la anilla. La mayoría de los expertos coincide en señalar que es irrelevante esta preocupación, aunque advierten que si se desea quitar, conviene esperar a que el cigarro se caliente para no dañar la capa al retirar la anilla.

Otros fumadores opinan que la anilla es una marca que indica hasta dónde debe fumarse el puro. Al margen de estos matices, que al final están relacionados con los gustos personales de cada fumador, estas piezas emblemáticas de la tabaquería dieron origen al coleccionismo, que en este caso se denomina “vitofilia”.

Muchos coleccionistas atesoran anillas y habilitaciones (decoraciones de las cajas) y las identifican como las representantes “de una historia de cinco siglos contada muy despacio”.

El carismático kaiser Bismarck o el general de origen dominicano Máximo Gómez, que abanderó las insurrecciones cubanas del siglo pasado, son algunos de los personajes inmortalizados en las anillas que conservan con orgullo los vitófilos.

Si desean obtener TODA la información posible sobre el coleccionismo de vitoas, su historia, y muchísimos detalles, no duden en consultar la página JOBERNI, en la que Juan Alberto Berni aporta muchísimos datos que sin duda le harán disfrutar. A continuación, con permiso de su propietario, les pongo algunas vitolas de su colección.





Fuentes: Publiboda, La casa del habano, Cigarros.puros.com, mongrafías.com (muy interesante)

Como siempre, les dejo unos vídeos interesantes. Los dos primeros son sobre la fabricación de puros. Y el tercero, pertenece a una serie de programas que podrán encontrar en You Tube, se llama "Placeres terrenales", aporta información seria y completa sobre el tema.





Espero que les guste.

3 comentarios:

Montserrat Llagostera Vilaró dijo...

Buenos días Julia:

Hoy he aprendido una cosa más.

De pequeña recuerdo haber visto anillas decoradas, hoy he aprendido que se llaman vitolas y me viene un lejano recuerdo como si mi padre hubiese guardado algunas.

Gracias por compartir esta entrada tan interesante.

Besos, Montserrat

Anónimo dijo...

Amazing and very interesting post!
Happy weekend.

Anónimo dijo...

Realmente hay verdadero arte en estos pequeños papelillos y un gran número de coleccionistas detrás. Muy interesante la entrada. Un beso grande