


En el año 1992, fue descubierto un nuevo mamífero en los bosques húmedos de la cordillera Anamita, que está entre Vietnam y Laos. Hacía cincuenta años que el hombre no encontraba un mamífero nuevo, lo cual supuso una gran alegría inesperada para el mundo científico.
Los zoólogos que lo encontraron no esperaban en absoluto toparse con un "nuevo" mamífero tan grande, ya que pesa unos noventa kilos. El animal llevaba allí oculto desde el Pleistoceno, entre la densa vegetación.
Mide unos 85 centímetros de altura, y metro y medio de largo, luce dos cuernos, paralelos y afilados muy largos, de hasta medio metro de longitud. Y su cara es muy particular. Tiene manchas blancas y unas prominentes glándulas delante de los ojos.
Tras su descubrimiento se estimó que existían unos mil ejemplares distribuidos por las colinas del centro de Vietnam y Laos. Unos años después, en 2004, la organización conservacionista que lo descubrió, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), anunció que el número había disminuido a menos de 300.
Y que el número seguía menguando hasta el punto de que sería difícil tener la diversidad genética necesaria para que la especie prosperara. Los saolás estaban desapareciendo por la caza ilegal con cepos. Las ciudades cercanas demandaban carne de animales silvestres y una vez descubierto el saolá empezó a ser una opción.
Aquí, una vez más en nuestra larga historia de despropósitos, los hombres demostramos nuestra enorme estupidez.
Además, la medicina tradicional china atribuyó a las glándulas de su cara propiedades curativas, lo que incentivó su caza. Pero lo más grave era que su territorio estaba dividido en parches inconexos y sus poblaciones aisladas.
Pero claro, su carrera hacia la extinción había sido tan rápida, que no había información sobre su ciclo reproductivo, ni siquiera de cuánto duraba un embarazo. Así, los intentos de clonación no tuvieron éxito.
Hoy en día el saolá aún no ha desaparecido. El gobierno vietnamita ha puesto todo de su parte para evitar esta pérdida. Ha creado nuevas reservas naturales y pasillos verdes. A finales de agosto un grupo de cazadores de Laos encontró uno (un macho adulto) y lo capturó.
En cuanto las autoridades locales se enteraron enviaron veterinarios para que lo revisaran y lo devolvieran al bosque. Como era de esperar, y dados los precedentes, cuando llegaron, el saolá había muerto.
(Basado en un reportaje de América Valenzuela -Radio 5-)
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Fuentes: RAE, RTVE (Programa de radio "Ciencia al cubo"), Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.