¿Será cosa de la edad que nos interese saber el tiempo que va a hacer mañana? Porque no me recuerdo a los quince ni a los veinte años esperando las noticias meteorológicas... Los que si que recuerdo es a los mayores ante la televisión, que pedían silencio, justo en el momento en el que Mariano Medina "el hombre del tiempo", cual maestro, nos mostraba en la pizarrita las nubes y soles, los anticiclones, las lluvias, granizadas, etc.
Ahora, mi cuerpo ya me va avisando de los cambios del tiempo: que si un dolor en la cadera, que si la cabeza embotada... lo que todavía no controlo es saber si esos dolorcillos vaticinan cambios a mejor o a peor, será cuestión de ir observando.
La cuestión es que este fin de semana escuché en la radio a un meteorólogo (Físico del Aire) llamado José Miguel Viñas. Cada fin de semana nos ilustra con todo tipo de curiosidades sobre el tiempo y el clima. Él tiene una página www muy interesante llamada divulgameteo. En ella hay apartados para todos los gustos, como "Acercar la meteorología a los más jóvenes", "Cambio climático", pasando por el "Aula abierta" (muy muy interesante), predicciones, etc, etc.
Y me sorprendió muy gratamente escuchar que tiene un apartado llamado PINACOTECA METEOROLÓGICA, ya imaginarán que me fuí corriendo a verla y disfrutarla. Como José Miguel Viñas permite la reproducción total o parcial de esta publicación -cosa que se agradece desde este humilde rincón-, les copio uno de los cuadros y el texto que lo acompaña. Así se hacen una idea de esta estupenda iniciativa:
La cometa
Francisco de Goya
Año 1778
© Museo Nacional del Prado
FUENTE: www.museodelprado.esEste famoso cartón de Francisco de Goya (1746-1828) forma parte de una de las series que el pintor aragonés realizó para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara; la destinada a la decoración del comedor de los Príncipes de Asturias del madrileño Palacio de El Pardo. En las pinturas de su primera etapa, Goya retrató diferentes escenas costumbristas del Madrid de la época. En ellas podemos ver a majos y majas disfrutando al aire libre de los pequeños placeres de la vida, como el baile, la música o algunos juegos populares como éste de la cometa. Una de las cosas que más llama la atención de esta pintura son sus vivos colores, en especial los de los trajes de los cinco mozos que aparecen en primer término –formando, junto al perro, una clara estructura piramidal–, dibujados con esmero por el artista y llamados en su honor “goyescos”. Más discretamente, formando parte del cielo, aparece una gran nube blanca, que identificamos con un cumulonimbo. Dicho elemento aparece, prácticamente sin excepción, en todos los cartones de la primera etapa de Goya, ofreciendo un fondo natural de fácil ejecución que, sin hacer perder realismo a las escenas, resalta a los personajes de las mismas, lo que fija la atención del observador en sus costumbres (la galantería de los majos y la coquetería de ellas). En este cuadro, el cumulonimbo está rematado en su parte superior por una especie de bonete, que identificamos con un pileus. Esta veladura nubosa, con forma de copa o pila invertida, corona, en ocasiones, los cúmulos y cumulonimbos, como consecuencia del súbito enfriamiento que sufren las corrientes de aire húmedo y cálido que alimentan esos grandes colosos atmosféricos. A buen seguro que este pileus es un fiel retrato de alguno que en su día pudo verse en los cielos matritenses y que captó la atención de Goya.
© José Miguel Viñas
Año 1778
© Museo Nacional del Prado
FUENTE: www.museodelprado.esEste famoso cartón de Francisco de Goya (1746-1828) forma parte de una de las series que el pintor aragonés realizó para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara; la destinada a la decoración del comedor de los Príncipes de Asturias del madrileño Palacio de El Pardo. En las pinturas de su primera etapa, Goya retrató diferentes escenas costumbristas del Madrid de la época. En ellas podemos ver a majos y majas disfrutando al aire libre de los pequeños placeres de la vida, como el baile, la música o algunos juegos populares como éste de la cometa. Una de las cosas que más llama la atención de esta pintura son sus vivos colores, en especial los de los trajes de los cinco mozos que aparecen en primer término –formando, junto al perro, una clara estructura piramidal–, dibujados con esmero por el artista y llamados en su honor “goyescos”. Más discretamente, formando parte del cielo, aparece una gran nube blanca, que identificamos con un cumulonimbo. Dicho elemento aparece, prácticamente sin excepción, en todos los cartones de la primera etapa de Goya, ofreciendo un fondo natural de fácil ejecución que, sin hacer perder realismo a las escenas, resalta a los personajes de las mismas, lo que fija la atención del observador en sus costumbres (la galantería de los majos y la coquetería de ellas). En este cuadro, el cumulonimbo está rematado en su parte superior por una especie de bonete, que identificamos con un pileus. Esta veladura nubosa, con forma de copa o pila invertida, corona, en ocasiones, los cúmulos y cumulonimbos, como consecuencia del súbito enfriamiento que sufren las corrientes de aire húmedo y cálido que alimentan esos grandes colosos atmosféricos. A buen seguro que este pileus es un fiel retrato de alguno que en su día pudo verse en los cielos matritenses y que captó la atención de Goya.
© José Miguel Viñas
Si desean aprender más cosas sobre el clima, el tiempo y los cielos en la pintura, divulgameteo es sin duda un buen lugar para hacerlo.
Saludos y hasta pronto.